Entrevista a María Esteban Jiménez Presidenta de la Asociación de Comerciantes de Lavapiés

Entrevista María Esteban Jiménez

María Esteban Jiménez, Presidenta de la Asociación de Comerciantes de Lavapiés:
“Los comerciantes somos vecinos”.

Por nhu, el periódico de Lavapiés, Latina y Embajadores.

P. Hola, María, cuéntanos acerca de ti.
R. Hola, me llamo María Esteban Jiménez. Soy presidenta de la Asociación de Comerciantes de Lavapiés y regento una farmacia en la plaza de Lavapiés.

P. ¿Es la única asociación de comerciantes que hay en el barrio?
R. De comercio de Lavapiés es la única que hay. Luego existen otras de vecinos, como la Asociación de La Corrala. Nosotros antes éramos de comerciantes y vecinos porque entendemos que el comercio es un vecino más, incluso aunque no residas en Lavapiés, como es mi caso.
Pero yo me considero un activo del barrio y me considero una vecina, ya que al final paso doce horas de mi día en el barrio. Por ello, considero que los comerciantes del barrio somos vecinos.

P. Se tiene la tendencia de pensar que los comerciantes siempre reclamáis más policía, más seguridad, más limpieza, menos ruido. ¿Esto es así o es un tópico?
R. Yo creo que es un tópico. Normalmente, los comercios lo que queremos es estar bien, como vecinos y para nuestros vecinos. Si no hay seguridad, queremos seguridad y, si no hay limpieza, queremos limpieza, pero no es que pidamos más policía.

Lo que pedimos es un barrio limpio y seguro, pero no a costa de que haya más policía, sino de que la gente sea más responsable.

P. Antes de preguntarte como presidenta de la asociación, me apetece preguntarte como farmacéutica. Sois los nuevos médicos de atención primaria, los únicos que os atrevéis a dar un trato presencial…
R. Creo que sería un poco ambicioso pensar que somos los nuevos médicos. Yo estoy muy contenta con mi patrón de farmacéutica, no soy un médico frustrado. A mí me gusta la función que nosotros hacemos, pero sí creo que en toda esta crisis del coronavirus ha habido un fallo en la atención primaria, no de los médicos, pero sí de la falta de personal, de que no han estado cubriendo bajas, de la falta de recursos. Esto ha dejado muy mal al sistema sanitario porque la puerta de entrada a dicho sistema al final es la atención primaria. Si tú llamas y no te cogen el teléfono, se colapsa lo siguiente. Efectivamente, nosotros hemos tenido que hacer una labor que no nos correspondía, que hago de buen gusto y que volvería a hacer, pero creo que hay profesionales que tendrían que haber hecho esa función.

El confinamiento también abre una oportunidad para el pequeño comercio. Muchos vecinos están optando por comprar en su comercio de abajo.

P. Muchos vecinos dicen: “Yo, después de que me harto de llamar, de que no me atienden, bajo y hablo con mi farmacéutico, que es el que me saca del lio”.
R. Claro, es que nosotros no hemos cerrado en ningún momento. Hemos estado al pie del cañón, dando las mascarillas gratuitas de un día para otro porque, de repente, te mandaban un mensaje a las diez de la noche y por la mañana dábamos diez mascarillas. Pero es verdad que me siento ninguneada porque a los farmacéuticos no se nos considera personal sanitario.

Me refiero a la población, pues a mí la etiqueta de personal sanitario del Gobierno o de la Comunidad me puede dar un poco igual. Yo quiero que la gente que vaya por la calle no piense que el farmacéutico es ese boticario que se ha hecho un chalet en el pueblo. Quiero que piense que el farmacéutico es esa persona que ha estado llevando las medicinas a su madre cuando nadie iba.

P. Y cuyo único EPI es la mascarilla.
R. Eso es, la cara y el miedo. Nosotros hemos estado tomando la tensión toda la pandemia porque entendíamos que era esa nuestra labor. Cada uno hace un poco lo que quiere, pero creo que el momento no era para esconder la cabeza. Era para todo lo contrario, que la gente vea que en su casa tiene una asistencia sanitaria en la farmacia y que, aunque tiene ánimo de lucro, somos personal sanitario.

P. Sería muy interesante hacer la entrevista entera como farmacéutica, pero vamos a hablar de tu rol de presidenta. ¿Cómo está la gente, cómo están los comercios?
R. La gente está muy preocupada, y el comercio está pasándolo muy mal. Justo cuando se acabó el confinamiento creo que la gente salió con ganas de “voy a comprar en mi barrio”, pero ya empezamos a notar que la gente vuelve a tirar de lo cómodo, de las grandes superficies. Además, en este barrio hay un problema por el tipo de trabajos que hay, pues hay gente trabajando en B o en trabajos precarios, y esos trabajos se los ha llevado el viento.

La hostelería merece un epígrafe aparte porque es casi la mitad de nuestros asociados en el barrio y ha sufrido muchísimo. Todos sabéis que los locales en este barrio son muy caros, hay que seguir pagando muchísimos gastos. Estimamos en su día un 20% de cierre y creo que nos quedamos cortos, creo que van a cerrar más de un 20% de los locales. Y la pena es que, cuando hablamos de barrio, hablamos de locales abiertos. Cuando hablamos de seguridad, para mí es pasar por una calle con sus locales abiertos porque, cuando están abiertos, yo me siento más segura al ver gente. El problema es cuando empiezan a cerrar un local, el otro y el de más allá. ¿Qué vamos a hacer? ¿Tener un barrio fantasma?

P. ¿Y la Administración está apoyando o se está quedando corta?
R. Ya sabes cuál es el juego de la Administración. La Comunidad dice que esto es competencia del Ayuntamiento o viceversa, y el Ayuntamiento dice que es competencia del Estado y el Estado que es competencia del Ayuntamiento. ¿Quién tiene la culpa? La verdad es que no lo sé, pero la Administración en general no está respondiendo.

P. ¿Y el concejal del distrito Centro?
R. El concejal sí se ha puesto en contacto con nosotros y está respondiendo y nos ha estado escuchando, pero muchas de las competencias no las tiene.

P. ¿Habéis notado diferencia entre este concejal y el anterior?
R. Nosotros, como asociación, no tenemos ninguna ideología concreta. La puedes tener tú como particular, que puedes tener más feeling o menos, pero es verdad que como asociación todos nos han tratado muy bien.

P. Además, vosotros os implicáis mucho en el distrito.
R. Eso es. Nosotros hacemos muchos eventos, y el Ayuntamiento es partícipe, ya que son eventos subvencionados por él. Nosotros presentamos eventos que el Ayuntamiento subvenciona.

P. De hecho, este año no ha habido fiestas. En las primeras fiestas después del cambio de gobierno, hubo un vacío a este concejal y vosotros le sacasteis del lío.
R. Claro, nosotros intentamos que el vecino esté lo mejor posible. A mí, sinceramente, me da igual si sale airosa una persona que me guste o no. Yo lo que quiero es que el vecino tenga sus fiestas, que el barrio esté bien, y quien se ponga la medallita a mí sinceramente me da igual.

P. ¿Hay realmente problemas de seguridad en el barrio?
R. Realmente, sí los hay. Hay calles en las que yo no paso miedo, pero están muy mal porque ahora hay más penuria que antes, y entonces la gente tiene que echarse a la calle y hay más delincuencia. Y no tenemos un barrio sucio porque los vecinos sean sucios, lo tenemos sucio porque el tejido de población que hay aquí no tiene nada que ver con otras zonas de Madrid. Si aquí tienes el triple de población que en Pozuelo, no pueden venir a limpiar los mismos.

Lavapiés
Lavapiés

P. Se habla mucho de robos y de agresiones.
R. No tengo datos, pero sí quiero dejar claro que Lavapiés es un barrio seguro. Yo no tengo miedo de ningún tipo, aunque mejorable sí que es. Es un barrio obrero, con buena relación, con sus penurias, como las tienen muchos barrios.

P. Hay una proporción alta de inmigrantes con todos los problemas.
R. Así es. Nuestro tejido de barrio es diferente y es lo que lo hace también bonito. La gente vive más hacinada, por lo que tiene que estar más tiempo en la calle. Durante el confinamiento, veías en otras zonas de Madrid que no había tanta gente en la calle, y en Lavapiés sí. Pero es que no es lo mismo vivir tres familias en un piso de treinta metros cuadrados que vivir en un chalet con jardín. No puedes pedirle a la población lo mismo. A lo mejor tendrías que ayudarlos a que no estuvieran así de hacinados.

P. El pulso cultural y político de Lavapiés, ¿te gusta?
R. A mí me encanta. Lavapiés, dejando a un lado esto del “crisol de culturas” que ya está demodé, me parece que mola mucho porque está la ancianita que va con su perrito y el senegalés al lado, que se conocen de hace veinte años, que esto no es una cosa de hace dos días. Hemos visto gente de todas las culturas acercando medicinas a las señoras mayores. Hay un respeto por la gente mayor en otras culturas que en España no tenemos ahora mismo. Se les respeta muchísimo y a mí, como mezcla cultural, me encanta.

P. En ese pulso que hay entre las tradiciones culturales y el mundo alternativo, ¿te parece que son compatibles?
R. Sí, claro. Tenemos un montón de teatros alternativos y, al mismo tiempo, tenemos el Centro Dramático Nacional. O seguimos teniendo locales de toda la vida, como Antonio Sánchez o Porto Marín. Y tenemos locales de hostelería supermodernos de instagramers.

P. O sea que es compatible una procesión del santo con una batucada.
R. Totalmente. Creo que es compatible todo, siempre y cuando no hagas daño al de al lado. Aquí todo el mundo puede convivir como le dé la real gana si no molestas al otro.

P. ¿Qué necesitaría la Asociación de Comerciantes?
R. Por parte de los vecinos, necesitamos más implicación en los comercios. Esto es, que la gente consuma en su barrio. Y, sobre todo, más que consumir, que compares en tu barrio. Nos ha pasado a todos, que te compras la silla en un gran almacén y no te has dado cuenta de que debajo de tu casa, en cualquier tienda, tienes la misma silla al mismo precio y, encima, te la suben a casa y si se te rompe te la cambian. Y no es solo el precio, sino que tenemos un servicio posventa que consiste en que me sé tu nombre y el de tu madre, que conozco tu casa, que sé lo que te va a ir bien, lo que te gusta, lo que no te gusta… Eso tiene un valor incalculable.

P. Y estáis un poco dolidos porque, durante el confinamiento, nos habéis atendido y cuando se está pasando un poco el problema la gente vuelve a las grandes superficies.
R. Claro, en cuanto han abierto las grandes superficies, la gente ha vuelto a ellas. Yo lo entiendo, por la comodidad, porque vivimos en una sociedad de “ahora mismo”, de “lo quiero para ya”. Son tiendas que tienen de todo y coges de todo, pero tienes que pensar en todas las familias que hay detrás de cada comercio y hacer un ejercicio que algunos de nuestros hijos ya están haciendo. Nosotros somos una generación que ha pasado al lado oscuro y creo que el comercio de barrio va a volver con más fuerza.

P. Todo el mundo dice que, durante el confinamiento, todos habéis dado la cara, que habéis sido muy valientes y muy comprometidos. ¿Qué relación hay entre comerciantes?
R. Buenísima. Estamos organizados, vamos todos a una. Somos doscientos comerciantes de comercios diferentes, cada uno de su padre y de su madre, cada uno con una orientación política, con unos gustos, una estética. Aun así, nos juntamos para muchos eventos, para muchas cosas, para remar en conjunto, respetándonos unos a otros, porque al final de eso se trata.

P. ¿Echáis de menos, en una publicación como la nuestra, más espacio para vuestros problemas?
R. Es verdad que vivimos tan corriendo que no haces caso ni a los impactos periodísticos que tenemos, pero me parece que este tipo de periódicos hacen una labor fundamental porque te acercan a comercios que no sabías que tienes debajo. Dices: “¡Anda, pero si cocinan para llevar y yo no lo sabía!”.

P. O sea que hacer barrio os interesa a todos.
R. Así es, como vecinos y como comercios.

P. Me da la sensación de que no os sentís con mucha libertad para hacer una crítica dura a los políticos con independencia de cuál sea su ideología…
R. Si tuviera que hacer una crítica, hago una crítica a la política como tal, a la política del siglo XXI. Es una mierda de política la que hay ahora mismo. No me parece que estén ni los mejores de cada sector, ni que realmente representen a quien tienen que representar. Creo que ni siquiera son gente cualificada.

P. Haría falta mucha más ayuda y mucha más implicación.
R. Más ayuda, más implicación y más gente que sepa de lo que habla. A veces pienso que no estarán bien pagados, porque no entiendo que, con la de compañeros que yo tenía en la carrera superinteligentes, haya tanta gente necia mandando. A mí se me escapa, algo falla en ese engranaje para que los mejores no sean los que están arriba. Y lo lógico y lo normal es que en la pirámide los que manden sean los mejores.

P. Hay quien dice que en medio de esta fortísima crisis no se ha apoyado a los autónomos o a las pequeñas empresas al mismo nivel que, por ejemplo, con los ERTE.
R. Yo creo que al final las grandes empresas tienenun poder de negociación que los autónomos o las pequeñas empresas no tenemos. Pero no podemos olvidar que la mayoría del trabajo que se genera en España se genera a través de pequeñas empresas. Una tiendita pequeña que tiene contratados a dos empleados no es el que tiene contratados a cien, doscientos o dos mil. Lo que pasa es que es mucho más fácil en una mesa de negociación llegar a un acuerdo si, por ejemplo, eres Renault con el Ministerio de Trabajo que con veinticinco farmacias que lo están pasando mal.

P. Entonces, si ha cerrado un pequeño comercio durante el confinamiento, no ha tenido la ayuda necesaria para poder sostenerse.
R. Claro que no. La ayuda no es la misma al pequeño comercio que a las grandes superficies porque no tienen el mismo poder de representación, porque no salen igual en las noticias.

Lavapiés sigue siendo ese “crisol de culturas” en el que la ancianita que va con su perrito y el senegalés de al lado se conocen desde hace veinte años.

P. Conoces algún caso de algún empresario que se haya visto obligado a pedir comida en los comedores sociales.
R. La verdad es que llegar a ese punto no lo he visto. Nosotros hemos estado colaborando como farmacia con La CuBa, que es la asociación que estaba dando de comer y facilitando alguna mascarilla a gente que no eran empresarios o a algún inmigrante que tenía fruterías, pero no sé en qué condiciones las tendría.

P. Pero sí se ha pasado mal a causa de acumular deudas y tener situaciones muy complicadas.
R. Sí, claro, claro. Aquí te llama el banco, que es una cosa que a mí me resulta curiosísima, y te dice: “Oye, ¿quieres una línea de crédito?”. No es que tú lo pidas, es que ellos te lo ofrecen. Esto es como en el 2008: “Sí, sí, dame, dame”. Pero luego hay que pagarla. Este mes se podía pedir una demora de crédito (por lo menos en Bankia), con una carencia de seis meses y estar seis meses sin pagar. Pero, claro, eso si lo estás pasando muy mal, muy mal. Si no…

P. Hay comerciantes que han acumulado deudas y a quienes les va a ser complicado remontar.
R. Date cuenta de que muchos comercios, sobre todo los de hostelería, han estado prácticamente cerrados. Han abierto ahora, a la vuelta de verano, porque durante la primera etapa, por el tema del aforo, no les compensaba abrir. Hay mucho bar de tres mesas en este barrio. La idiosincrasia de cada barrio es muy diferente y nosotros tenemos muchos locales, pero muy pequeños.
Hay gente que tiene dos mesas en la terraza y si le piden el 50% es una mesa. ¡Cómo va a abrir con una mesa en la terraza! Y, además, hay que pagar local, seguros sociales, y los costes se van acumulando.

P. ¿Y qué te dicen?
R. La gente está preocupada, sobre todo, preocupada por el futuro. El primer envite lo hemos aguantado el 80%, pero estamos preocupados por lo que pueda venir.

P. El mensaje principal es que de las Administraciones, en especial de las más cercanas (estamos hablando de la Junta Municipal de Distrito), os hace falta ayuda. Y por parte de los vecinos necesitáis que se consuma en el barrio.
R. Exactamente.

Lavapiés
Lavapiés

P. ¿Qué tal relación establecéis con el tejido asociativo del barrio?
R. Bien, con La Corrala y otras asociaciones muy bien. A nivel personal, trato mucho con Valiente Bangla o con la Asociación de Senegaleses. Pero yo, como farmacia, detecto muchas carencias en la población y mi obligación es tener contacto con ellos.

P. Hay otro tema polémico. Hay vecinos a los que les parece muy exagerado que este sea un barrio de moda (la gentrificación) y otros lo agradecen. ¿Cómo lo ves tú? ¿Hay un punto intermedio?
R. La gentrificación ahora mismo con el coronavirus se ha ido a la mierda. Despreocupaos ahora de esto, ¡bendita preocupación la que teníamos entonces! A mí tampoco me apetece que Lavapiés se convierta en Malasaña. A mí me gusta Lavapiés como es, que no sea un barrio megacaro, que sea un barrio asequible, un barrio de mezclas. Pero olvidaos de este tema, se ha quedado en el último expediente de funcionario. La gentrificación se estaba produciendo por los Airbnb, porque la gente alquilaba su casa. Eso ahora mismo ha muerto. Ahora hay que preocuparse por el vecino que tienes abajo que se ha quedado sin trabajo y su mujer limpia casas sin estar dada de alta en la seguridad social. Por eso es por lo que hay que preocuparse ahora.

P. Pero si vuelve eso habrá que decirle al que le moleste el ruido que le moleste un poco menos, que sea un poco más flexible.
R. Claro, yo creo que ahora es un momento de flexibilidad. La subida de precios en su día por la gentrificación iba más por el turismo y los Airbnb que por el vecindario en sí. Iba más por gente que compra una casa, la tiene ahí, la alquila por días, lo cual es un negocio muy lícito, pero hace que suba muchísimo el precio de las casas. Ahora mismo tú te metes en cualquier plataforma de inmobiliarias y se ven unos pisos que antes no había. Airbnb no está alquilando, por lo que esa gente lo tendrá que dar salida de alguna manera. No sé cuánto tardará la población en ver la bajada de precios. Todavía no entiendo por qué cuando hay crisis no baja todo estrepitosamente. Si ahora mismo no se está alquilando, tendrían que bajar los precios. Pero, claro, el que tiene pasta puede aguantar… No entiendo de economía, pero creo que los pisos bajarán en estas zonas céntricas donde nos movemos más.

P. Esperemos que Lavapiés recupere el pulso, recupere la vida.
R. Lavapiés tiene muchísima vida. A mí no me preocupa especialmente porque Lavapiés tenía turismo.

Lavapiés

P. ¿Eres positiva? ¿Crees que de esta situación salimos?
R. Sí, salimos seguro. Lo que hay que hacer es aguantar la embestida. Creo que es una oportunidad para el pequeño comercio. Durante el confinamiento ha sido una oportunidad para que la gente haya ido a comprar a su comercio de abajo, porque a veces compras donde trabajas. Ahora has conocido a tu comercio de abajo y, como solo podías andar por tu barrio, has descubierto un montón de sitios. A la gente hay que saber captarla y hay que ofrecerle servicio. Ahora tenemos la pelota en nuestro tejado. Tenemos que ofrecerles un buen servicio para que se queden con nosotros para siempre.

P. Otro tema polémico, Madrid Central. ¿Estamos de acuerdo, nos gusta, lo apoyamos…?
R. Siempre hemos estado de acuerdo con Madrid Central si Madrid Central nos considera como vecinos. Entendemos Madrid Central, entendemos el tema del medio ambiente como algo impepinable y mirar para otro lado no tiene sentido. Pero como asociación hemos reclamado que igual que tú como vecino tienes autorizaciones para veinte personas, pues nosotros también queremos veinte autorizaciones como comerciantes. Yo solo le pido al Ayuntamiento que a los comercios nos consideren vecinos.

P. De hecho, sería el mensaje principal o de portada: los comerciantes somos vecinos.
R. Sí, claro que sí. Somos un vecino más, mi esfuerzo y mi trabajo se quedan aquí. En muchísimos casos de la asociación, me atrevería a decir que en más de la mitad, los comerciantes residen en Lavapiés. Lavapiés es como mi pueblo de Zamora, es como si te atrapara.
En Lavapiés yo no vivo, pero paso la mayor parte del día, pues llego a mi casa a las ocho de la tarde. Mi padre me dijo, cuando yo me compré la farmacia hace doce años: “Tú consume donde te consumen, tú tienes que dejar tu dinero aquí”. Y eso me lo he tomado al pie de la letra. Por ejemplo, los muebles se los encargo a Isabel, de Argumosa.

P. Un último mensaje para los vecinos.
R. Que estamos aquí para cuidarlos, que el comercio no se va a ir y se va a quedar aquí luchando. Y que de esta situación salimos.

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