Día Mundial contra el Cáncer: la realidad que hay detrás de la enfermedad

Los profesionales estéticos oncológicos aportan su granito de arena en la lucha contra el cáncer.

Durante el mes de febrero, personas de todo el mundo se unen para fomentar la concienciación, la solidaridad y la difusión de una enfermedad de la que se recuperaron en el año 2019, casi 2 millones de personas en nuestro país (concretamente 1.600.000 personas): el cáncer.

Esta unión busca hacer de ello una prioridad de salud pública a nivel mundial, en todos los campos que afectan a esta enfermedad. 

Son muchas las marcas y asociaciones que se suman al apoyo, pero hoy queremos hablar con profesionales que también luchan diariamente contra esta enfermedad, con una labor diferente a la hospitalaria, pero que permite que muchos pacientes oncológicos hagan más llevadero el tiempo que padecen la enfermedad.

“Lo primero es tratarlos a nivel bienestar y belleza”, nos cuenta Maribel Villar, especialista en estética oncológica. Cuando están con el tratamiento, es importante que se vean bien, estén positivos y afronten con un elevado ánimo lo que les ocurre; todo ello bajo supervisión médica. También es importante darles apoyo y todo tipo de consejos, ya que cuando los pacientes están siendo sometidos a tratamientos de radiofrecuencia o quimio, la piel se les tiende a resecar. Por ello, las cremas con principios activos como la manteca de Karité son un gran alivio. 

Entre los casos con los que ha trabajado Maribel, cabe reseñar aquellos de pacientes de inmunoterapia, que muestran señales o pequeñas lesiones, que resultan fáciles de cubrir con maquillaje; una buena opción para aumentar la autoestima. 

Maribel resalta que “otra opción también muy demandada es el reiki. Está demostrado que ayuda a mejorar el estado general de los enfermos de cáncer ya que disminuye sus niveles de estrés, facilita la conciliación del sueño y mejora su estado de ánimo general”.

Siguiendo las nuevas tendencias, en su clínica realizan reconstrucción de areolas mediante tatuajes y a modo de cover, para diluir la marca psicológica que te deja la cicatriz. “Que vivan el tiempo que tienen y lo aprovechen al máximo, las personas que lo han padecido son de otra pasta, se dejan de banalidades y de estupideces, ¡y viven mucho mejor!”.

Las personas que lo han padecido son de otra pasta.

Nines, de la Asociación Cultural Angata (“vamos” en idioma bambara ), una asociación cultural de arte africano con fines no lucrativos, nos cuenta que “En Angata, apostamos por contribuir a la construcción de un mundo donde las relaciones entre personas y pueblos sean más equilibradas”. 

Esta asociación fue creada por mujeres, que desde 1988 viven viajando por el continente Africano (principalmente el Magreb y África negra del Oeste), realizando múltiples talleres de turbantes y fulares, de tejidos, y de patrones y modos de empleo. 

Estos talleres están dirigidos a todas aquellas personas que lo necesiten, destacando a pacientes oncológicos, que encuentran en sus productos, una solución ante problemas en procesos de tratamientos como la radiofrecuencia o la quimio u otros problemas como alopecia o pérdida del cabello.

Raquel, también de la Asociación Cultural Angata, nos cuenta que realizan una atención totalmente personalizada sobre cómo colocar sus productos, sobre colores personalizados, o sobre los tejidos que mejor encajen con su estilo. “Los fulares africanos son un gran reclamo. Sus coloridos estampados transmiten una alegría y positividad muy necesaria en estos casos”.

Horas y horas son las que el paciente oncológico pasa en el hospital durante su patología. Intervenciones, revisiones, consultas, pero sobre todo los tratamientos de quimioterapia, obligan a estos pacientes a pasar mucho tiempo en los centros sanitarios. Por ello, desde Con V de Victoria, estética oncológica, tratan de poner una sonrisa a pacientes, que hayan estado, vayan a estar o estén actualmente, en tratamientos oncológicos. 

En Con V de Victoria el objetivo es “cuidar de la salud de sus clientes, evitando los químicos en la medida de lo posible”.  Vicky y su hija Vic, dueñas del centro de belleza, son dos mujeres concienciadas con el medio ambiente, y han introducido recientemente la cosmética a granel, para intentar reducir el consumo masivo de envases de plástico reutilizando los que tienen por casa.

En su salón de belleza ayudan a tratar diariamente la piel de la mano de los mejores productos cosméticos; siendo estos sostenibles, naturales y orgánicos. Un ejemplo de estos productos son los colutorios bucales, regenerantes que ayudan a curar esas llagas o aftas en la boca; o las cremas especiales para las quemaduras causados por la quimioterapia, que aplican en tratamientos tanto para la cara como el cuerpo.

También cuentan con esmaltes veganos, turbantes a base de bambú, pestañas postizas naturales, pelucas y corsés, y en definitiva, un sin fin de rituales de belleza, que ofrecen junto a un acompañamiento y un seguimiento con un objetivo: “aumentar la esperanza en unos duros momentos, en los que a veces dejan de verse reflejadas en el espejo, o pierden de vista esa identidad propia. Tratamos de recuperar la ilusión de nuestros pacientes, mediante los tratamientos de aromaterapia, aceites esenciales y reiki, buscando equilibrarlas desde dentro. Una sonrisa de ellas es el motivo para seguir cada día trabajando”, nos  relata Vicky.

Una sonrisa de ellas es el motivo para seguir cada día trabajando.

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