¿Cómo aprovechar la basura orgánica? ¡Aprende a crear tu propio compost!

La Comisión de Medio Ambiente Europea marcó como objetivo para el año 2030 que el 70% de los residuos municipales tenían que ser reciclados. Según el ministerio, el 42% de estos residuos son orgánicos, ¿qué tal si los reciclamos haciendo nuestro propio compost?

¿Qué es el compost y cuales son sus beneficios?

El compost es un abono orgánico que se consigue con la descomposición de materia orgánica mediante microorganismos como pueden ser las bacterias. Pero… ¡Esto no es nuevo! Esta técnica se ha usado siempre en agricultura, aunque dada la necesidad del desarrollo sostenible hoy en día, llega también a nuestros hogares.

Crear compost desde casa ayuda a reducir la cantidad de basura orgánica generada y la de plástico, por las bolsas de basura que ya no haría falta usar. Se disminuye la cantidad de residuos urbanos y por lo tanto, también el transporte que los lleva a las plantas de reciclaje. Contribuye a la economía circular, ya que la materia orgánica, que proviene de la tierra, vuelve a la tierra. Además, no solo es bueno para el medio ambiente, sino que además es la comida más rica y saludable para tus plantas. Mejora la calidad del suelo y evita tener que utilizar pesticidas, químicos y abonos o minimizar su uso. También permite ahorrar agua porque retiene la humedad del suelo, por lo que no hará falta tanto riego como si no usáramos compost.

Aproximadamente se pueden conseguir 20 kg de compost con 100 kg de basura orgánica. Con lo cual, si no es necesaria tanta cantidad de compostaje, el excedente se podría donar o incluso vender y sacar un dinero extra.

¿Qué necesito para hacer compost?

El compostaje es un proceso sencillo y económico: sin necesidad de un gran espacio, esfuerzo ni de una gran inversión. Lo primero es encontrar el sitio donde poner el contenedor, por ejemplo, en una zona comunitaria, patio, jardín, azotea o terraza. Lo más recomendable es situarlo en una zona verde, que se pueda airear y a la sombra (o semisombra). El objetivo es evitar que le dé el sol directamente, las bajas temperaturas, la lluvia o el viento. El “compostador” se puede comprar en cualquier tienda o centro de jardinería o, incluso, crearlo en casa con cubos de plástico (como los cubos que se usan para la basura) o cajas de madera. 

Para llevar a cabo la mezcla, se pueden usar restos de comida cruda como verduras, frutas (mejor troceadas para ayudar a su descomposición) así como cáscaras de huevo (que aportan calcio a la tierra), posos de café o restos de té, arroz, pasta, hojas verdes y yogures caducados (sin el envase, que lo reciclamos en el plástico). También habría que añadir restos de jardinería o de poda como hojas secas, aserrín, ramas y papeles o cartones, a lo que vamos a llamar «material seco». Es muy importante asegurarse de que todo está libre de tóxicos (como por ejemplo sin la tinta en los cartones). Conviene evitar añadir cítricos, ajos, cebollas, grasas, carnes, lácteos, restos de barrer, colillas o cenizas y aceites ya que muchos de estos generarían malos olores o incluso plagas.

También hará falta tierra (sin piedras y preferiblemente negra) y un nailon para cubrir el contenedor y evitar exceso de humedad en el interior. Hay también dos materiales recomendables pero no indispensables como el activador de compost (que también lo  podrías hacer tú mismo) y carbón que se usaría en la primera capa de la mezcla como se verá a continuación. 

Crea tu compost paso a paso:

1) Si el compostador no tiene agujeros, hay que empezar haciendo orificios en el contenedor (tapa, laterales) para que la mezcla pueda drenar. Este líquido que drena, es rico en nutrientes y se podría añadir de vuelta para mantener la humedad. 

2) Empezamos con la mezcla: hay que crear capas de entre 2 y 4 centímetros aproximadamente (dependiendo del tamaño de tu compostador). La primera capa será de tierra. Es recomendable mezclarla con carbón para que se produzca oxígeno con más facilidad.

3) Encima de esta capa, ponemos los materiales secos como ramas, paja, hojas, etc. Lo que va a facilitar el drenaje y que se airee.

4) ¡Ha llegado la hora de añadir los restos orgánicos! (restos de alimentos, posos de café…)

5) Añadir una capa más de tierra con las mismas medidas que las anteriores. 

6) Regar y cerrar la tapa. (Si has hecho o comprado el activador, úsalo aquí)

7) Remover cada 3-4 días para que se airee y se mezclen las capas que hemos creado.

¿Cómo sé que está listo? Estará listo a los 4-6 meses, cuando «la mezcla» se vea de color negro o marrón muy oscuro, huela a tierra de bosque húmedo y haya reducido su tamaño. Si hay restos como cáscaras, significa que aún le falta descomponerse ya que necesitamos una mezcla homogénea.

Consejos:

-Una de las claves es el riego: hay que evitar que se quede seca la mezcla para que no deje de descomponerse pero, a su vez, también hay que evitar que encharque, porque podría pudrirse (en este caso sí que tendría un olor desagradable, por lo que sirve como aviso). Si esto ocurre, habría que equilibrarlo añadiendo el material seco que comentábamos antes.

-Aunque se trata de un proceso simple, necesita mantenimiento y cuidado.

Hacer compost es una manera de ayudar al planeta: llevando a cabo técnicas como esta, ayudamos a hacer real la transición hacia un desarrollo sostenible. Además, es una actividad participativa y pedagógica ideal para empezar a concienciar a los más peques desde los huertos escolares o desde casa como actividad familiar.

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